Sin pies.
Si me diera la vuelta sobre mí misma, me daría cuenta que todos esos vértices que admiro se vuelven redondos.Y yo me volvería esférica. Y entonces comenzaría a rodar y rodar y rodar. Rodaría desde Madrid a Corfú, y desde allí a San Francisco. Y un día, me daría cuenta de que estoy rodando por un desierto del que ya no reconozco el sabor de la arena que me llena la boca.
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