next stop...
Él llevaba una guitarra de la que solo se podía ver una funda negra llena de polvillo blanco. Y también una mochila. Era alto y con el pelo rubio, la cara roja y unos pequeños y azules ojos que parecían siempre dormidos.
Ella vestía de oscuro, era alta, con las mejillas encendidas. Colgaba una bolsa de su brazo con un logotipo que haría sonreír al que lo reconociera y leía un libro en un idioma prestado.
Se miraban sin mirarse, con el rabillo del ojo, en el reflejo del cristal. El uno mientras jugaba con la cremallera que encerraba su guitarra y la otra a hurtadillas por encima del libro.
Se abrieron las puertas y ella salió con la cabeza baja. Mientras ascendía miraba fijamente las ondas del pelo de aquel que la buscaba desde el vagón en las escaleras mecánicas.
Pero ya había subido demasiado y él no pudo ver que ella le miraba.
Yo símplemente sonrío al descubrir con sorpresa como un adolescente de vaqueros roídos y cadenas al cuello me sujeta la puerta para pasar y el chico que va delante de mí espera a salir de la estación para encenderse un cigarro. No lo consigue, hace demasiado aire y la llama del encendedor se le apaga contínuamente.
Como a mí.
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5 comentarios
la sombri -
Flogless Penguin Returns -
http://blogs.phillyburbs.com/news/bct/wp-content/blogs.dir/3/files/Alpaca.jpg
Je.
la sombri -
Tam y Jorge -
Ô.Ô
Anuski -
Have a nice weekend!!!