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Frustarado. Memorias de un paraguas transilvano.

Ogro, Bruja y Árbol.

Ogro, Bruja y Árbol. Ogro salía todos los días de su cueva a dar un paseo. Salía bien temprano porla mañana porque no podía soportar el calor, pues tenía todo el cuerpo cubierto de pelo. Siempre hacía el mismo recorrido, y en su camino se encontraba con Árbol. Cuando esto ocurría, ogro se plantaba delante de Árbol y le gruñía:

- ¡Árbol, te estás torciendo! ¡Deberías avanzar recto! ¡Con las ramas bien estiradas hacia arriba!- Y acto seguido, como Árbol no respondiera, comenzaba a darle golpes con su enorme hombro, para enderezar el camino del tronco.

Y Árbol no decía nada.

Bruja vivía muy cerca de Árbol. Al principio, Árbol se alegró de tener a alguien cerca con quien poder charlar de vez en cuando, pero según fue pasando el tiempo, cada vez que veía a Bruja salir por las mañanas, temblaba desde la raíz hasta las ramas. Bruja se levantaba de mal humor y al mirar por la ventana y ver a Árbol, salía corriendo a su encuentro.

-¡Árbol! ¿No ves que por tu culpa no me da el sol en el tejado de la casa? ¿Sabes lo malo que eso es para mí? ¡Voy a congelarme de frío sin el calor del sol y solo tú tendrás la culpa! ¡Y además, sabes de sobra que no me gusta que tus hojas caigan al suelo! ¿No podrías aguantarlas un poco más? Me llenas la puerta de hojarasca y algún día voy a tropezar y ¡plum! me caeré y me romperé la espalda, y será culpa tuya. ¿Qué te he hecho yo para que me trates tan mal?

Y Árbol no decía nada.

Un día, Árbol empezó a marchitarse. Los golpes de Ogro habían conseguido hacerle crecer en zig zag, y sus ramas, que habían aprendido a buscar el sol tibio de la mañana y quedaban resguardadas del abrasador calor de la tarde, al ser desviadas, se habían empezado a secar. Además, de tanto aguantar las hojas secas para no ensuciar la puerta de Bruja, el tiempo que le quedaba para regenera su sabia era muy poco, y aunque era un árbol jóven, empezó a parecer un árbol muuuy viejo.

A veces, Árbol miraba sus raíces hundidas en la tierra. Sabía que ellas eran las que le daban de comer y las que le permitían estar vivo, pero también las que le sujetaban al lugar en el que no podía ser felíz.

Grillo intentaba animarla todos los días y cantaba para él hermosas melodías que lo mantuvieran distraido. A veces, dejaba de cantar para que pudiera pensar tranquilo, y en una leve sacudida, se deshacía de unas cuantas hojas secas.

Pájaro charlaba con él y le animaba a no rendirse. Cuando venía a visitarle, Árbol se sentía aliviado y estiraba un poquito más sus ramas hacia dónde él quería.

Un día, Árbol comenzó a inclinarse hacía delante. Sin importarle los golpes de Ogro ni los reproches de Bruja porque le tapaba la luz que entraba por la ventana. Y tanto se inclinó, que quebró sus raices y quedó tendido en el suelo. Y comenzó a rodar y rodar. Rodó tanto, que llegó a casa de Leñador.

Leñador miró a Árbol y se dijo.

-¡Qué buen tronco y que buenas ramas!

Cortó las ramas en pedacitos. Algunos los utilizó para avivar el fuego en la chimenea. Las ramas de Árbol, saltaron y bailaron al son de las brasas y se divirtió mucho.

Del tronco, Leñador hizo unas bonitas estanterías. Allí colocó maravillosos cuentos y libros, y Árbol se sentía felíz todas las noches cuando podía elegir a qué escenario de fantasía trasladarse. También sirvieron las estanterías para guardar muchos recuerdos, de viajes que Leñador y su familia hacían alrededor del mundo. Así que es como si Árbol hubiera viajado mucho también.

Ogro y Bruja se encontraron en el hueco vacío que dejó Árbol. Y de repente se sintieron muy tristes y recordaron el día que enterraron la semilla en la tierra. Pensaron que después de aquel esfuerzo, Árbol había sido un desagradecido marchándose sin despedirse.

4 comentarios

Freakbeast -

¿Quién me iba a decir ami que yo era un árbol atrapado en un bosque y rodeado de malintencionados?
Ojalá mis raices se venzan pronto y encuentre el fuego purificador.
Impresionante relato.

nadie -

Me encantan los finales felices.
Y además seguro que el Ogro y la Bruja después se fueron a plantar otra semillita. ¿Verdad?

la sombrilla insolada contesta. -

A veces descubrir ese fuego que no quema es difícil. Y los de I.C.O.N.A suelen llegar siempre tarde. Pero reconozco que me gusta la idea del complot para crear un bosque...

O.C.P. -

Esta variante me gusta más:

Árbol encuentra el fuego, pero este es verde y estába en su interior. Muchas criaturas se acercan todos los días para apoyar su cabeza contra el tronco y sentir en sus huesos como palpita y ruge. Algunas incluso permanecen siempre cerca y gustan de perseguirse por entre las ramas; otras se llevan sus semillas en un complot para crear un bosque.

Ogro y Bruja, tras descubrirse su reiterado maltrato a la naturaleza, son capturados por miembros de I.CO.N.A. y entregados a un circo, donde son exhibidos como restos anacrónicos de otra época.

Leñador compra una estufa de butano, unas estanterías de plástico y se hace peluquero, que bastante escasos de árboles estamos y no podemos prescindir ni de uno sólo.