Cambio de estación inminente...¡sálvese quien pueda!
El verano está a la vuelta de la esquina y hay dos razones de peso por lo que lo se. La primera de todas, la más importante y la que nunca falla, son las cucarachas. Hace dos noches lancé mi primer grito anual de "¡cucaracha!" y sospecho que será el primero de muchos. Esos seres negros, brillantes, sigilosos, este año han crecido tanto que dan ganas de tirarles un palo a ver si van a por él y te lo devuelven. Un consejo para los que no sean gustosos de tener amistades cucarachiles. Si alguna vez veis a alguna delante de vosotros, esquivadla, dad un rodeo. Ni se os ocurra pensar que sois más grandes que ella (Recordad que el tamaño no importa) y seguid vuestro camino. Si la cucaracha (cuca para los amigos) nota vuestro avance, cambiará su rumbo cualquiera que sea y se abalanzará con una velocidad digna de un guepardo hacia vuestro pie. Si no saltais a tiempo (algo que la que suscribe se vió obligada a hacer la noche de autos, haciendo creer al vecindario que me he aficionado a la jota) posiblemente la cuca se dedicará a subir y a bajar de vuestro pie como si se tratara de un puente o algo similar. La sensación es horrible y no se la recomiendo a nadie. Palabra de la futura presidenta del "club de amigos de cruz verde"
La otra razón es la aparición en las calles de una especie que solo sale en la estación estival. Son mamíferos y se mueven en grupos, nunca van solos. Suelen portar un estridente aparato de música y una voz con la cualidad de taladrar hasta el tímpano más resistente. Comen pipas frenéticamente mientras comentan sus vidas al resto del universo, y cuando la estación se encuentra más avanzada, es normal observarlos lanzanse cualquier líquido. Habeis acertado. Es el quinceañero veraniego. (la versión dieciochesca, con coche tuneado para otro día si no os importa. Con hablar de cucarachas una vez hoy es suficiente)...¡Feliz verano!
La otra razón es la aparición en las calles de una especie que solo sale en la estación estival. Son mamíferos y se mueven en grupos, nunca van solos. Suelen portar un estridente aparato de música y una voz con la cualidad de taladrar hasta el tímpano más resistente. Comen pipas frenéticamente mientras comentan sus vidas al resto del universo, y cuando la estación se encuentra más avanzada, es normal observarlos lanzanse cualquier líquido. Habeis acertado. Es el quinceañero veraniego. (la versión dieciochesca, con coche tuneado para otro día si no os importa. Con hablar de cucarachas una vez hoy es suficiente)...¡Feliz verano!
4 comentarios
la sombrilla insolada contesta: -
Anónimo -
la sombrilla insolada contesta: -
Dani -