Traque.
Él miraba por la ventana del tren. Observaba el paisaje, el reflejo en el cristal de los asientos que había a su lado, y el paisaje opuesto que se colaba en su propia ventana como en un juego de espejos. Pensaba que la ventana de un tren es una puerta a un mundo mágico. Es como una pequeña puerta a través de la cual puedes ver un hermoso jardín, pero esta vez no hay llave que la abra, ni frasco que nos haga enconger para colarnos a través de la cerradura. Si el tren se parara, le encantaría salir. Pisar aquella tierra que veía desde su asiento, pues seguro que no se podía acceder a ella de ningún otro modo, solo así, parando el tren. Se tumbaría entre el maíz y miraría al cielo.
Yo leía arrullada por el traqueteo. Y cuando levanté la cabeza y lo miré, lo imaginé pensando todas esas cosas. Pueden ser ciertas o no.
Yo leía arrullada por el traqueteo. Y cuando levanté la cabeza y lo miré, lo imaginé pensando todas esas cosas. Pueden ser ciertas o no.
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