Otra vez el tren.
Subieron justo antes del pitido que anuncia el cierre de puertas. Eran dos chicas normales con cara de sueño. Como cualquiera en esta época del año. Una de ellas miraba con angustia el cartel luminoso que anuncia la hora, la temperatura y la próxima estación. La otra miraba por la ventanilla.
-No voy a llegar, seguro que no llego. Lo pierdo, ya habrá salido.
-Tranquila, que seguro que llegas, esos autobuses siempre se retrasan.
-No éste. Lo sé porque no sería la primera vez que me pasa...¡que rabia, para un día libre que tengo!
Y la voz de su amiga ya no se oía, pero el chico de azul la veía hacer gestos y asentir con la cabeza con aire de seguridad. Ambas se contaban los planes. Muy animadas y entre risas, de vez en cuanto se escuchaba el lamento por la lentitud del tren y acto seguido una frase que animaba a seguir intentándolo. Llegaron a su destino "Ahora toca correr", pero para su sorpresa, una de ellas no abandonó el tren, sino que sacó un libro y se puso a leer.
Bajaron en la misma estación, caminaron unos minutos uno al lado del otro, y al final de la escalera mecánica se separaron. Desde el siguiente anden, él alzó un par de veces la cabeza y la vió buscando entre la multitud de maletas y saludos que se sucedían abajo. Y nunca supo a quién estaba buscando y si su amiga llegó a tiempo a su destino.
Yo sí sé la respuesta.
-No voy a llegar, seguro que no llego. Lo pierdo, ya habrá salido.
-Tranquila, que seguro que llegas, esos autobuses siempre se retrasan.
-No éste. Lo sé porque no sería la primera vez que me pasa...¡que rabia, para un día libre que tengo!
Y la voz de su amiga ya no se oía, pero el chico de azul la veía hacer gestos y asentir con la cabeza con aire de seguridad. Ambas se contaban los planes. Muy animadas y entre risas, de vez en cuanto se escuchaba el lamento por la lentitud del tren y acto seguido una frase que animaba a seguir intentándolo. Llegaron a su destino "Ahora toca correr", pero para su sorpresa, una de ellas no abandonó el tren, sino que sacó un libro y se puso a leer.
Bajaron en la misma estación, caminaron unos minutos uno al lado del otro, y al final de la escalera mecánica se separaron. Desde el siguiente anden, él alzó un par de veces la cabeza y la vió buscando entre la multitud de maletas y saludos que se sucedían abajo. Y nunca supo a quién estaba buscando y si su amiga llegó a tiempo a su destino.
Yo sí sé la respuesta.
3 comentarios
la amiga -
la sombrilla insolada -
nadie -
¿Tiene que ver con un amante, con una venganza o tal vez es un aunto de espionaje?