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Frustarado. Memorias de un paraguas transilvano.

Como una niña....

...no tan pequeña con muchos planes a corto plazo y aspiraciones a largo. Que se pone nerviosa y se ríe, agita las manos y se retuerce el pelo, mira al cielo y al reloj buscando pistas de algo que no conoce y se regodea en pensar que la sensación que tenía era cierta y buena, todo-a-la-vez. Que después de haber llenado su agenda mental (para las cosas importantes no hace falta tinta azul) de horas y citas para el fin de semana, hincha el pecho y cuenta minutos hasta su llegada.

Y todo esto, señoras y señores, a pesar del sofocante calor.

 

Pero los vencejos siempre ayudan.

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